Hijos del Bien y del Mal: La Responsabilidad de Ser Padres

 Contenido desde William Arana – La Dosis Diaria.

Recibí hace poco un correo de una madre desesperada pidiéndome oración por su hijo. Me contaba que su hijo la golpeaba, llegaba a casa drogado, los maltrataba, se llevaba cosas de la casa y a veces traía cosas robadas. Ella no sabía qué hacer. Al leer ese mensaje, sentí un profundo dolor por la situación de esta mujer. Me hizo reflexionar sobre muchas cosas que he visto a lo largo de mi vida y me llevó a pensar en lo importante que es la formación que le damos a nuestros hijos desde pequeños.

Me vino a la mente una historia que escuché hace algún tiempo. Un hombre, preso y condenado a muerte, antes de ser ejecutado, pidió un papel y un lápiz para escribir una carta a su madre. En esa carta, el hombre decía: "Madre, creo que si hubiera más justicia en este mundo, tanto tú como yo deberíamos ser ejecutados. Tú eres tan culpable como yo de mi miserable vida. ¿Te acuerdas, madre, cuando llegué a casa con una bicicleta que le quité a otro niño? Yo era muy pequeño, pero tú me ayudaste a esconderla para que mi padre no se enterara. ¿Te acuerdas cuando me robé el dinero de la vecina y tú me llevaste al centro comercial a gastarlo? ¿Te acuerdas cuando echaste a mi padre de la casa porque intentó corregirme cuando me expulsaron del colegio por robar un examen? Madre, yo era solo un niño, y en lugar de corregirme, me consentiste. Hoy soy un hombre mal formado, un delincuente, y tú eres tan responsable como yo. Te perdono, madre, pero quiero que esta carta llegue a otros padres para que entiendan que son ellos los responsables de formar a un hombre decente o a un delincuente. Gracias por darme la vida, pero también gracias por ayudarme a perderla. Tu hijo, el delincuente".

Esa carta es impactante. Me recuerda que, como padres, a veces sin darnos cuenta, podemos ser cómplices de la mala formación de nuestros hijos. No se trata de ser duros sin razón, sino de entender que el amor verdadero implica corregir y guiar por el camino correcto. No podemos dejar que el miedo a que nuestros hijos se enojen, o el temor a que no nos quieran, nos impida poner los límites que necesitan. Nosotros, como padres, somos responsables de formar hombres y mujeres de bien, o por el contrario, personas que terminen por el mal camino.

Doy gracias a Dios por aquellas madres y padres que han formado hijos útiles para la sociedad, hombres y mujeres que aportan al bien común. A la vez, me duele ver tantos jóvenes que se pierden, que no han tenido la corrección que necesitaban y que ahora no dudan en destruir vidas o en robar lo que otros han conseguido con esfuerzo.

Hoy quiero que reflexionemos sobre nuestra responsabilidad como padres. No podemos ser cómplices ni patrocinadores de los errores de nuestros hijos. Tal vez tu hijo no sea un delincuente, pero esta reflexión debe hacernos pensar en cómo los estamos formando. ¿Estamos corrigiendo a tiempo? ¿O simplemente estamos dejando que hagan lo que quieran por miedo a enfrentarlos? Como padres, tenemos una enorme responsabilidad ante Dios.

La Biblia nos dice en Proverbios 22:6: "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él". Eso significa que desde pequeños debemos enseñarles el camino correcto, mostrarles la Palabra de Dios, educarles en el temor del Señor. Proverbios 29:15 también nos advierte: "La vara y la corrección dan sabiduría, pero el muchacho consentido avergonzará a su madre". La corrección no es fácil, pero es necesaria.

A veces pensamos que, como no tuvimos muchas cosas en nuestra infancia, debemos darle a nuestros hijos todo lo que no tuvimos, pero no siempre eso es lo que ellos necesitan. No se trata de darles lo que nos faltó, sino de enseñarles lo que realmente importa: los valores, la responsabilidad, el respeto y el temor de Dios.

Hoy, le pido a Dios que nos dé la sabiduría para ser los mejores formadores de nuestros hijos. Que nos enseñe a corregir con amor, a ser firmes cuando sea necesario y a guiar a nuestros hijos por el camino correcto. Tenemos una responsabilidad inmensa, no solo ante nuestros hijos, sino ante Dios, que nos ha dado el privilegio de ser padres.

Padre celestial, te pido que nos ayudes a ser mejores padres. Que nos des la sabiduría para formar a nuestros hijos conforme a Tu voluntad, que no seamos permisivos cuando debemos corregir, que no tengamos miedo de enseñarles el temor de Dios y que sepamos poner los límites que necesitan para crecer como hombres y mujeres de bien. Bendice a cada madre y padre que hoy lucha por educar a sus hijos en el temor de Ti. En el nombre de Jesús, Amén.

Hoy reflexiono sobre la gran responsabilidad que tenemos como padres. Que Dios nos guíe y nos dé las fuerzas para formar a nuestros hijos conforme a Su Palabra.


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