Romanos 8:33-39(RVR1960)
33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
36 Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero. m
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero. m
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
¿Cómo respondería usted si alguien le preguntara: “Se siente bien consigo mismo”? ¿Sus pensamientos estarían llenos de dudas y autocrítica, o podría mantenerse erguido y decir: “Sí, ¿lo estoy”?
Hay muchos comportamientos y actitudes que, sin duda alguna, son reprochables, como el resentimiento, el adulterio y la codicia. Pero la inseguridad es diferente. Es más como una llama lenta que arde en nuestro interior, y que influye en nuestros pensamientos y nos hace daño de manera sutil. Este problema es más difícil de identificar, pero es poderoso y puede afectar la manera en que respondemos al llamado de Dios.
¿Qué entendemos por inseguridad? Es una sensación de insuficiencia, a menudo agravada por una percepción de impotencia, falta de propósito, desaprobación o rechazo. Todo esto puede acumularse poco a poco, y agobiarnos si no aprendemos a identificarlo.
Trate de pasar tiempo hoy en oración ferviente. Pídale al Padre celestial que haga brillar su luz en cualquier área de inseguridad que pueda ser una carga en su corazón. Deje que le recuerde lo especial que usted es para Él. En realidad, nuestro valor viene de ser hijos de Dios, y eso nunca cambiará.
Stanley, D. (2020, 07 08). Encontacto Meditaciones. Retrieved from Encontacto:
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