Referencia
biblica:
Salmos 90
Eclesiastés
12:1-7
El Salmo 90 se puede citar como quizá
la más sublime de las composiciones humanas, la más profunda en sentimiento, la
más elevada en concepción teológica, la más magnífica en sus imágenes. Es
verdadera en la descripción que da de la vida humana como atribulada,
transitoria y pecaminosa. Verdadera en su concepto del Eterno: el Soberano y el
Juez; y, con todo, el refugio y esperanza de los hombres, que, a pesar de las
pruebas más severas de su fe, no pierden su confianza en Él, sino que, firmes
en ella, suplican, como si lo predijeran, una sazón de refrigerio cercana.
Dios es eterno,
vv. 1, 2
La palabra hebrea para morada aquí se traduce
refugio igual que en Deuteronomio 33:27: El eterno Dios
es tu refugio, y abajo están los brazos eternos. Aquí también (v. 2) el énfasis
está en la eternidad de Dios. La mente humana no alcanza la trascendencia
ilimitada de Dios tanto en tiempo como en poder y en espacio. Este es el Dios
que ha sido fiel en nuestra experiencia y a través de generaciones.
El hombre es
pasajero, vv. 3-6
Todo el párrafo muestra el gran contraste entre Dios
y el hombre. En comparación con el poder de Dios, el hombre es un granito de
arena, y asimismo en cuanto a durabilidad. Pero la gran masa de seres humanos
no nos damos cuenta de lo pasajero que somos, porque estamos tan ocupados en
nuestro diario vivir que nos olvidamos de nuestro creador, el cual es nuestro
padre que anhela tener una relación y un vínculo perfecto como padre e hijos.
Nuestro padre celestial nos invita a no estar
siempre preocupados por las cosas efímeras o triviales de la vida, más bien en
buscar las cosas de su reino, las cuales no son eternas. Mateo 6:28-30 (NTV).
Mil años… como el día (v. 4). Esto se cita en 2 Pedro
3:8; sencillamente muestra el gran contraste entre Dios y el hombre. No es que
Dios no tenga consciencia del tiempo o de la sucesión de hechos, el salmista
dice que nuestros tiempos están en su mano; él está consciente de nuestro
tiempo.
La flor de nuestra vida, en resumidas cuentas, se
relata en:
Salmos 90:10.- ¡Setenta son los años que
se nos conceden! Algunos incluso llegan a ochenta. Pero hasta los mejores años
se llenan de dolor y de problemas; pronto desaparecen, y volamos.
Santiago 4:14.- ¿Qué es vuestra vida?
Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se
desvanece.
La palabra de Dios nos muestra solo una forma
verdadera de gozar la vida con plenitud. Mientras dura nuestra vida, debemos
saber que Dios es nuestro refugio, debemos granjearnos su aprobación y esperar
a que él fructifique el trabajo de nuestras manos.
Nuestro Dios nos pide que en la juventud nos
acordemos de él y no tomar esto como excusa para vivir la vida que él nos regaló
de forma desenfrenada. Muchas veces en esta etapa, pensamos que somos muy jóvenes
para buscar de Dios, que tenemos que gozar y vivir primero y luego en la postrimería
de nuestra vida lo buscamos.
Eclesiastés
12:1-7 (NTV):
12 No dejes que la emoción de la juventud te lleve a
olvidarte de tu Creador. Hónralo mientras seas joven, antes de que te pongas
viejo y digas: «La vida ya no es agradable». 2 Acuérdate de él antes de que la
luz del sol, de la luna y de las estrellas se vuelva tenue a tus ojos viejos, y
las nubes negras oscurezcan para siempre tu cielo. 3 Acuérdate de él antes de
que tus piernas —guardianas de tu casa— empiecen a temblar, y tus hombros —los
guerreros fuertes— se encorven. Acuérdate de él antes de que tus dientes —esos
pocos sirvientes que te quedan— dejen de moler, y tus pupilas —las que miran
por las ventanas— ya no vean con claridad.
4 Acuérdate de él antes de que la puerta de las
oportunidades de la vida se cierre y disminuya el sonido de la actividad
diaria. Ahora te levantas con el primer canto de los pájaros, pero un día todos
esos trinos apenas serán perceptibles.
5 Acuérdate de él antes de que tengas miedo de
caerte y te preocupes de los peligros de la calle; antes de que el cabello se
te ponga blanco como un almendro en flor y arrastres los pies sin energía como
un saltamontes moribundo, y la alcaparra ya no estimule el deseo sexual.
Acuérdate de él antes de que te falte poco para llegar a la tumba —tu hogar
eterno— donde los que lamentan tu muerte llorarán en tu entierro.
6 Sí, acuérdate
de tu Creador ahora que eres joven, antes de que se rompa el cordón de plata de
la vida y se quiebre la vasija de oro. No esperes hasta que la jarra de agua se
haga pedazos contra la fuente y la polea se rompa en el pozo. 7 Pues ese día el
polvo volverá a la tierra, y el espíritu regresará a Dios, que fue quien lo
dio.
Con todo eso, nuestra vida es muy corta y aún en su
brevedad, está llena de experiencias estremecedoras que nos recuerdan que el
centro de nuestra vida debe estar Dios, porque de Él salimos y a Él volveremos.
Vamos a buscarlo mientras pueda ser hallado, porque
los planes que nuestro Dios tiene para cada uno de nosotros son planes de
bienestar y no de calamidad.
Jeremías 29:11.
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