miércoles, 21 de diciembre de 2022

Hacer todo de buen modo como para el Señor en nuestros Lugares de Trabajo

 

En el lugar de trabajo

Dondequiera que el Señor nos coloque, es donde debemos trabajar para su gloria.


Colosenses 3.23, 24

El plan de Dios para nosotros incluye obras de varios tipos. No solo debemos ayudar a los demás y participar en actividades relacionadas con la misión; también se espera que cumplamos con nuestros empleadores.

Sean cuales sean las acciones o el temperamento de su jefe, el Señor es nuestra máxima autoridad, y una manera de honrarlo es haciendo nuestro trabajo con integridad. Él espera que, ya sea que trabajemos en las áreas de transporte, tecnología, educación o en cualquier otro campo, llevemos a cabo nuestras tareas con excelencia.

No hacerlo deshonra a Dios. Los empleados perezosos pueden abusar del tiempo de la empresa, realizar sus tareas de manera deficiente o hacer lo mínimo. A menudo, su enfoque está solo en el sueldo. Pero el trabajo no consiste simplemente en recibir un salario; el Señor quiere que sus hijos se superen y hagan de su organización un mejor lugar. Sin duda, estos frutos son una recompensa de por sí, pero Dios también muestra su favor a aquellos de sus hijos que escogen trabajar con diligencia e integridad.

Dondequiera que el Señor nos coloque, es donde debemos trabajar para su gloria. Por tanto, como hijos que queremos agradar a nuestro Padre celestial, demos lo mejor en todo lo que hagamos.

No title. (s/f). Encontacto.org. Recuperado el 21 de diciembre de 2022, de https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios


martes, 17 de agosto de 2021

Las razones y circunstancias que te llevan a tomar la decisión de abandonar tu Iglesia Local

¿Cuáles son las razones legítimas para salir de una iglesia?  

¿Cuándo es el momento adecuado para salir de una iglesia?

¿Cómo se debe salir de una iglesia para unirse a otra?

Luz roja: razones equivocadas para dejar una iglesia

Aquí hay siete razones equivocadas para abandonar la iglesia. 

1. Pecado

Alguien ha pecado. Tal vez fue un líder. ¿Es esta una buena razón para salir? Irse a causa del pecado no promueve la santidad. Hubo un grave pecado en la iglesia de Corinto. Pero Pablo mandó a la iglesia a tratar con el miembro que había pecado, no a salir de la iglesia (1 Corintios 5:9-13). Cuando Pablo mandó a los santos a “salir de en medio de ellos”, él se estaba refiriendo al mundo, no a la iglesia (2 Corintios 6:14-18). Debemos responder a los hermanos que pecan con restauración, no con amputación (Gálatas 6:1-5).

2. Desacuerdos sobre asuntos doctrinales secundarios

Las convicciones bíblicas son importantes. Pero no debemos estar dispuestos a morir en cada colina. Contiende ardientemente por la fe. Pero no se debe romper la comunión por cualquier desacuerdo sobre las Escrituras. Pablo aconsejó a Timoteo: “No dejes que nadie olvide estas cosas. Pon a Dios como testigo, y advierte a los miembros de la iglesia que no deben seguir discutiendo. Esas discusiones no ayudan a nadie, y dañan a quienes las oyen. Haz todo lo posible por ganarte la aprobación de Dios. Así, Dios te aprobará como un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, y que enseña correctamente el mensaje verdadero. No prestes atención a las discusiones de los que no creen en Dios, pues eso no sirve de nada. Los que así discuten, van de mal en peor “(2 Timoteo 2:14-16 Versión Lenguaje Actual).

3. La falta de unión

Dios odia a los que siembran la discordia entre los hermanos (Proverbios 6:16-19).  Pero la evidencia de la salvación es el amor por sus hermanos y hermanas en Cristo (1 Juan 3:14). Y este amor se demuestra por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Efesios 4:1-3). No abandones el barco porque no puedes llevarte bien con los demás. Lo único que lograrás es tener el mismo problema en la próxima iglesia. “No hagan nada por rivalidad o vanagloria, sino con humildad cuenten a los demás como superiores a sí mismo”, Filipenses 2:3.

4. Ofensas personales

Habrán momentos en que los cristianos pequen unos contra otros. ¿Entonces qué? Irte no es la respuesta. Desplazarse cada vez que seas (o te sientas) agraviado solo conducirá a múltiples transiciones de iglesia a iglesia. O te mantendrás en los márgenes de la iglesia, que es igual de malo. Jesús da la respuesta: “Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele, entre tú y él a solas. Si te hace caso, has ganado a tu hermano”, Mateo 18:15. Estas simples instrucciones podrían impulsar el reavivamiento en muchas iglesias. Pero, ¿y si no hace caso? Presiona (Mateo 18:16-20).

5. Falta de voluntad para someterse a la autoridad

Aarón tal vez era más espiritual que Moisés. Josué puede que fuera un mejor líder. Pero la vara estaba en las manos de Moisés. No luches contra los que el Señor pone en el liderazgo sobre ti. Por supuesto, no debes sentarte bajo un liderazgo no bíblico, inmoral, o abusivo. Pero hay una manera de lidiar con los líderes descalificados (1 Timoteo 5:19-20). Sin duda, tus pastores deben rendir cuenta. Pero no ates a los líderes espirituales de la iglesia a tus preferencias personales, tradiciones vacías, o prioridades que no son bíblicas. Deja que los líderes guíen. Y sé dispuesto a seguirlos (Hebreos 13:0717).

6. Una baja visión de la iglesia

No hay ningún capítulo y versículo bíblico que te ordene ser miembro de una iglesia. Pero la Escritura enseña tanto por lo que se asume como por lo que manda. No existe una categoría bíblica de un “cristiano sin iglesia”. Los apóstoles se preguntarían: “¿Por qué lo llaman cristiano si no es parte de la iglesia?”. Cristo es la cabeza de la iglesia, y él no tiene experiencias fuera del cuerpo. No se puede estar conectado a la cabeza y desconectado del cuerpo. Cristo ama a la iglesia (Efesios 5:25-27), y amar a Cristo es amar lo que él ama.

7. Desobediencia a la verdad

Pablo le encargó a Timoteo a predicar la palabra (2 Timoteo 4:2). Luego advirtió que la fidelidad a esta carga podría causar que algunos huyeran: “Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos”, 2 Timoteo 4:3-4. La predicación fiel impulsará a algunos a irse de la iglesia. Pero no se irán a casa. Van a encontrar una iglesia donde el predicador haga cosquillas a sus oídos. No permitas que te ocurra a ti. Si estás siendo enseñado en la sana doctrina y la predicación fiel, por el amor de Dios, ¡quédate!

Luz Verde: cuando es tiempo de dejar una iglesia





Aquí hay tres razones básicas y aceptables para salir de una iglesia.

1. Una razón del evangelio

Si la iglesia a la que vas no cree o enseña el evangelio bíblico, tienes que irte. Y ya. Los pecadores son salvos por la gracia mediante la fe en Cristo, sin añadir ni restar nada. Nada de lo que hacemos nos salva. La salvación es un don gratuito de Dios a aquellos que confían en la justicia de Cristo que murió por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos para nuestra justificación. Cualquiera que enseñe cualquier otro “evangelio” es anatema (Gálatas 1:6-9). Y cualquier iglesia que abraza un falso evangelio no es una iglesia cristiana. ¡Corre por tu vida!

2. Una razón doctrinal

Aquí esta el asunto: debes salir de una iglesia cuando te exija negar en lo que crees o creer aquello a lo que te niegas. Uno tiene tres responsabilidades cuando se trata de la fe: (1) El derecho a vivir por fe (Romanos 14:23); (2) la vigilancia de la conciencia contra el pecado (Santiago 4:17); y (3) el mandamiento de poner a prueba todas las cosas (1 Tesalonicenses 5:21-21). No trates los asuntos doctrinales a la ligera. La verdad y la paz deben ser protegidas. Pero pasar por alto la verdad por causa de la gente solo produce una “paz” aparente.

3. Una razón personal

Hay muchas razones personales para dejar una iglesia. La más común es la reubicación. Si te has mudado a una ciudad diferente, es necesario ponerse bajo la autoridad de una iglesia local en el sitio donde vives. Esa fue la situación de Febe (Romanos 16:1-2). O tal vez tu iglesia está tan lejos de donde vives en la ciudad que salir de tal iglesia se es conveniente. Estas y otras razones personales similares son aceptables, son a veces razones necesarias para dejar una iglesia.

Luz amarilla: cómo salir de una iglesia



¿Cómo se puede salir de una iglesia local de una manera que honre a Cristo?

1. Ora

Las decisiones importantes deben realizarse únicamente después de la oración diligente. Dejar una iglesia es una de esas decisiones. Ora sobre tus motivos, tu ministerio y tus relaciones. Ora porque tu corazón sea guardado (Proverbios 4:23). Ora por sabiduría (Santiago 1:5). Ora por la sumisión a la voluntad de Dios (Colosenses 1:09). Ora en voz baja.  Es decir, ora, no hables. Hablar por hablar acerca de tus pensamientos y sentimientos –que ni están procesados– puede sembrar discordia.

2. Examina tus motivos

¿Por qué quieres irte? No estoy hablando de las razones políticamente correctas que les dices a los demás. Estoy hablando de las verdaderas motivaciones de tu corazón. ¿Las sabes? Pídele a Dios que te examine (Salmos 139:23-24). Entonces, sé honesto contigo mismo. Y sé honesto con Dios. Ten cuidado de no moverte por las razones equivocadas.

3. Revisa los compromisos que has hecho para servir

¿Prestas algún servicio en la iglesia? ¿Eres un líder? ¿Tu salida interrumpiría el ministerio? Responde a estas preguntas en oración antes de irte. Si has hecho compromisos, haz cuanto esté a su alcance para cumplir con ellos. Pon el honor de Cristo antes que el tuyo. Deja en el pasado los asuntos indignos (1 Corintios 15:58). No quieres encontrarte “ausente sin permiso” fuera de una misión que Dios te haya encomendado.

4. Asegúrate de que no tienes conflictos interpersonales no resueltos

No dejes una iglesia porque estás enojado por algo. No la dejes porque alguien te ha ofendido. Debes estar preparado para perdonar y buscar reconciliación. Jesús dijo: “Si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y vete. Reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”, Mateo 5:23-24. La comunión rota interfiere en la verdadera adoración.

5. Piensa en cómo tu traslado afecta a los demás

El cristianismo no se trata de ti. Se trata de Cristo y de los demás. Si tu corazón está bien, sentirás el peso de la forma en que tu potencial salida herirá o influirá en los demás. Si te puedes ir sin afectar a nadie, no eres un buen miembro. Si tu presencia importa, considera cómo tu ausencia conmoverá a otros. “Que cada uno de ustedes vele no solo por sus propios intereses”, indica Pablo, “sino también a los intereses de los demás”, Filipenses 2:4.

6. Determina dónde transferirás tu membresía antes de ir

No es la voluntad del Padre que sus hijos estén espiritualmente sin hogar. Pablo dice: “Así pues, ya no son extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19).  El Señor generalmente conduce hacia un lugar, no nos saca de un lugar. Debemos ser capaces de dejar una “dirección del destinatario” espiritual cuando salgamos de una iglesia. Y uno debería estar en la capacidad de ir a una nueva iglesia con la recomendación de su antigua iglesia.

7. Ten una reunión acerca de tu salida con tu pastor

Es justo que hables con tu pastor antes de salir de una iglesia. ¿Es él la razón por la que te quieres ir? Esa es otra razón por la qué uno debería programar una reunión. Hebreos 13:17 dice: “Obedecezcan a sus pastores, y sujéntese a ellos, porque ellos velan por sus almas, como quienes han de dar cuenta. Para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso para ustedes”.

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Charles Junior, H. B., Morey, G., Mendoza, J. “pepe”, Rossi, F., Namnún, ​patricia, de Salcedo, C. E. H., … Namnún, J. (2017, octubre 13). Cuando es momento de dejar una iglesia. Recuperado el 17 de agosto de 2021, de Coalicionporelevangelio.org website: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/cuando-es-el-momento-de-dejar-una-iglesia/






jueves, 18 de febrero de 2021

El poder de la firmeza

 Daniel 6

Vivimos en un mundo que evita asumir compromisos, donde la perseverancia es poco común. Si un trabajo es difícil o aburrido, la gente suele pensar: ¿Por qué no buscar otro? O cuando un matrimonio se vuelve infeliz, muchos se preguntan: ¿Debería estar con otra persona?

Dicha mentalidad también se encuentra entre los creyentes. A la primera señal de conflicto, algunos cristianos saltan a otra iglesia en vez de resolver el problema. Y cuando se trata de nuestro andar personal de fe, pocos pueden mantener la disciplina de tener un tiempo devocional con Dios.

Daniel fue un hombre de lealtad permanente. Ni siquiera la conciencia de que podía llegar a morir por obedecer a Dios impedía su práctica de orar tres veces al día. Tal compromiso con el Señor era notado por otros. Funcionarios y gobernadores envidiosos aprovecharon la constancia de Daniel para atraparlo, pero el rey hizo una declaración notable: “Tu Dios, a quien sirves con perseverancia, Él te librará” (Dn 6.16). Es evidente que creía que la devoción de Daniel lo liberaría.

La victoria de Daniel en el foso de los leones tuvo una gran influencia, ya que inspiró el decreto del rey de adorar al Señor. ¿Ha considerado que el Señor pudo usar a Daniel por su obediencia y adoración inquebrantables? Imagínese lo que Dios hará con usted al comprometerse con Él.

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Stanley, D. C.  El poder de la firmezaRetrieved from encontacto.org: https://www.encontacto.org/lea/revista/devocionales-diarios/el-poder-de-la-firmeza

miércoles, 10 de febrero de 2021

¿Cómo puede Dios ser uno y tres a la misma vez?

 La Trinidad es el misterio fundamental de la fe cristiana. Trinidad es esa palabra que usamos para describir la naturaleza de Dios: Él es un Dios y tres personas. 

Para dar una breve definición: Dios existe eternamente como tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y cada persona es plenamente Dios, y hay sólo un Dios.
[1]

A pesar de que no haya una mención explícita de la Trinidad en la Biblia, hay pasajes que nos apuntan hacia ella. En Mateo 3:16–17 vemos a Juan bautizar a Jesús (allí está una persona), los cielos se abren y el Espíritu (allí está la segunda) desciende sobre él, y se escucha la voz del Padre (allí está la tercera). Tres personas de la Trinidad en un lugar a la misma vez.

Génesis 1:26 nos muestra que Dios se identifica a si mismo con el pronombre posesivo nuestra en vez de mi, refiriendo a la imagen en la cual el hombre fue creado. Esto parece indicar una pluralidad de personas en la naturaleza de Dios. Dios es un Dios y tres personas.

Jesús le dice a los discípulos en Juan 14:15-17, “Entonces Yo rogaré al Padre, y Él les dará otro Consolador para que esté con ustedes para siempre”.  Claramente Jesús les esta diciendo que Él le rogará al Padre para enviarles al Espíritu Santo. Estos pasajes solo tienen sentido en el contexto de un Dios multi-personal, no una persona con varios disfraces. 

¡Tiempo! ¿Cómo puede Dios ser uno y tres a la misma vez? ¿Suena como una contradicción, no? En realidad, no.

Decir que Dios por la eternidad ha sido y continua siendo un Dios y tres personas no quiebra la ley de no-contradicción. Decir que Dios es un Dios y tres Dioses sí sería una contradicción. Decir que Dios es una persona y tres personas también es una contradicción. Pero decir que Dios es un Dios y tres personas es una cosa completamente distinta.

Esta es la realidad de la Trinidad: la forma en que Dios es uno es diferente que la forma en que Dios es tres.

Dios es uno en esencia

Dios es uno en cuanto a su esencia, su sustancia. La Trinidad, las tres personas, consisten de una misma sustancia. Esa sustancia es lo que hace que Dios sea Dios. Es su deidad. No es algún material, ni nada físico. Es Su “Dios-idad”. La más clara imagen que tenemos en las Escrituras para entender cómo se mira la esencia de Dios es nada más y nada menos que Jesús. 

Colosenses 2:9 dice, “Porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en Él…”. ¿Quieres ver la a esencia de Dios? Mira a Jesús. Esa misma esencia que hace que Jesús sea Dios es la que hace que el Padre y el Espíritu Santo también sean Dios.

Dios es tres Personas

Hay algunos pasajes que nos indican que el Padre es 100% Dios (Juan 6:271 Corintios 8:62 Corintios 1:3). Hay otros pasajes que nos indican que el Hijo es 100% Dios (Mateo 28:9Colosenses 1:16-17Romanos 1:3-4). E incluso hay otros pasajes que muestran que el Espíritu Santo es 100% Dios (Hechos 5:3-4Juan 14:162 Corintios 3:16-18).

Pero si tomamos en cuenta todo el consejo de Dios, también veremos que la Palabra nos dice que Dios es uno (Deuteronomio 6; 1 Samuel 2:2Juan 5:44, y Romanos 3:30). Entonces, ¿qué hacemos? Lo que no debemos hacer es tratar de racionalizar realidades complicadas para hacerlas más fácil de tragar o explicar.

Nuestra responsabilidad sí involucra nuestra razonamiento —es algo que Dios nos ha dado y refleja su naturaleza— pero nunca lo debemos usar para contradecir cosas en la Biblia que son claramente enseñadas pero no claramente entendidas. Que algo no sea fácil de entender no significa que no sea verdadero. 

Un misterio fundamental

Dios es un misterio (Job 11:7). Aunque eso nos pueda confundir a veces, también nos muestra que Él es Dios, supremamente e infinitamente más allá de nosotros (Rev. 1:8). Si Dios fuera una creación humana, entonces esperaríamos poder explicarlo humanamente. Pero ese no es el Dios que se nos ha sido revelado en la Biblia. Es un Dios misterioso. No domesticado por hombres y no fácil de comprender.

A pesar de que hay cosas que no podemos entender acerca de Dios, sí podemos saber que es totalmente posible que el sea uno y tres a la misma vez. Él es un solo Dios, de una esencia, que existe eternamente cómo tres personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.

[1]
Grudem, Wayne (2012-07-03). Teología Sistemática de Grudem: Introducción a la doctrina biblica (Spanish Edition) (Kindle Locations 6146-6148). Vida. Kindle Edition.

martes, 1 de diciembre de 2020

Dar a Dios lo mejor que tenemos

Desde nuestro Pan Diario.

Fundamento bíblico: Malaquías 1:8-14 NTV

8 Cuando ofrecen animales ciegos como sacrificio, ¿acaso no está mal? ¿Y no está mal también ofrecer animales lisiados y enfermos? ¡Intenten dar este tipo de regalos al gobernador y vean qué contento se pone!», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 

9 «¡Adelante, supliquen a Dios que sea misericordioso con ustedes! Pero cuando llevan esa clase de ofrendas a él, ¿por qué debería tratarlos bien?», pregunta el Señor de los Ejércitos Celestiales.

10 «¡Cómo quisiera que alguno de ustedes cerrara las puertas del templo para que esos sacrificios despreciables no fueran ofrecidos! No estoy nada contento con ustedes —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, y no aceptaré sus ofrendas. 11 Sin embargo, mi nombre es honrado[a] desde la mañana hasta la noche por gente de otras naciones. En todo el mundo ofrecen[b] incienso dulce y ofrendas puras en honor de mi nombre. Pues mi nombre es grande entre las naciones», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.

12 «Ustedes, en cambio, deshonran mi nombre con sus acciones. Al traer alimentos despreciables declaran que no está mal deshonrar la mesa del Señor. 13 Ustedes dicen: “Es demasiado difícil servir al Señor” y consideran un fastidio mis mandamientos —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—. ¡Imagínense! ¡Están presentando animales robados, lisiados y enfermos como ofrendas! ¿Debo aceptar esa clase de ofrenda de ustedes?», pregunta el Señor.

14 «Maldito sea el tramposo que promete dar un carnero selecto de su rebaño, pero después sacrifica uno defectuoso al Señor. ¡Pues yo soy un gran rey —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, y mi nombre es temido entre las naciones!

 

Observamos cómo los israelitas ofrendaban a Dios bienes en mal estado. Cuando el Señor les habló mediante el profeta Malaquías, los reprendió por sacrificar animales ciegos, cojos o enfermos, aunque tenían otros fuertes para ofrendar (Malaquías 1:6-8). El Señor reprendió a los israelitas por no valorarlo y guardarse lo mejor para ellos (v. 14). Pero Dios también prometió enviar al Mesías, cuyo amor transformaría sus corazones y avivaría su deseo de llevar ofrendas agradables a Él (3:1-4).

A veces, puede ser tentador ofrendar a Dios lo que nos sobra. Lo alabamos y queremos que nos lo dé todo, pero nosotros le ofrecemos migajas. Al considerar todo lo que Dios ha hecho, podemos regocijarnos y celebrar su valor dándole lo mejor que tenemos.


Reflexión:

¿Por qué a veces te ves tentado a darle a Dios lo que te sobra o lo que está dañado? ¿Cómo puedes darle hoy a Dios lo mejor que tienes?


lunes, 9 de noviembre de 2020

Venciendo Las Distracciones Parte 2

Nehemías 6.15, 16

Las distracciones tienen el potencial para desviarnos de nuestro objetivo. Los chismes. Las críticas. La presión económica. Los problemas de salud. Los conflictos. Los deseos. La admiración de los demás. Cualquiera de estas cosas puede hacer que nos alejemos del plan perfecto de Dios. Pero la Biblia nos da un modelo a imitar (Neh 4.1–6.16). Nehemías nos enseña el valor de:

El propósito claro. Nehemías temía al Señor, y se aplicó conscientemente a hacer el trabajo que Dios le había asignado. No tenía una mente dividida. Al fijar nuestra atención únicamente en el plan de Dios, nuestra mente se mantendrá fija en el objetivo, sin importar las dificultades.

La obediencia. El Señor quiere mostrarnos su favor; su bendición estará siempre con nosotros si somos obedientes a Él. Esta conciencia debe darnos confianza en los tiempos difíciles, como sucedió con Nehemías.

La responsabilidad. El rey quería informes de seguimiento de lo que Nehemías estaba haciendo. Un día estaremos ante Jesús, nuestro Rey, y daremos cuenta de cómo usamos nuestros recursos y dones (1 Co 3.12-15).

La perseverancia en nuestra vida de oración. Cuando los israelitas eran ridiculizados, no podían hacer nada para detener las burlas de sus oponentes. Por eso, Nehemías oraba, y el pueblo recibía fuerzas para continuar. Cuando el complot se agravó, Nehemías y sus compañeros de trabajo clamaron a Dios, quien no solo dio discernimiento a su pueblo, sino que también frustró los planes de los enemigos.

Nehemías acabó el ambicioso proyecto en solo 52 días. Cuando seguimos su ejemplo, Dios puede hacer grandes cosas en y a través de nosotros.

Venciendo Las Distracciones Parte 1

 Nehemías 1.1-11

Oración de Nehemías sobre Jerusalén

1  Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino,

2 que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén.

3 Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.

4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

5 Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos;

6 esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.

7 En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo.

8 Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos;

9 pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.

10 Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa.

11 Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.

 

Reflexión

 Cuando Nehemías era copero del rey, su corazón se inquietó por la situación de los israelitas y la condición de su ciudad. Con el permiso del rey, se propuso reconstruir Jerusalén. Enfrentó numerosos obstáculos pero se negó a dejar que ellos lo distrajeran.

De su ejemplo, aprendemos la importancia de:

Estar en el centro de la voluntad de Dios. Cuando Nehemías clamó en oración por su pueblo y su tierra (Neh 1.4-11), el Señor le mostró exactamente lo que debía hacer. Entonces, Dios hizo que al rey le agradara la petición de Nehemías y le diera todo lo necesario. Saber que estamos donde Dios nos quiere nos dará confianza para pasar por las pruebas sin desviarnos.

Recordar cuál es el propósito. Nehemías sabía que la prioridad del Señor para él era que reconstruyera la ciudad. Dios también ha dispuesto cosas que nosotros debemos hacer, y trabajar para Él es siempre de gran valor. No debemos subestimar nuestra parte, no importa lo pequeña que nos parezca.

Cumplir con cada tarea. Después de cada crisis, Nehemías volvía a la tarea en cuestión. Al mantener el propósito del Señor en mente, seremos capaces de permanecer en la tarea, cumplir con cada paso y mantener el rumbo.

Identificar con precisión lo que nos distrae. Quienes tratan de interrumpir nuestro trabajo, distraer nuestra atención o atacarnos personalmente no son de Dios. Con la ayuda del Padre celestial, Nehemías reconoció a quienes hacer caso y a quienes ignorar.

Piense en las personas y en las situaciones que puedan distraerle. Estar consciente del potencial que tienen para desviarle de su objetivo, puede ayudarle a mantenerse enfocado.

Stanley, D. C.  Cómo manejar las distracciones. Retrieved from encontacto.org: https://www.encontacto.org/lea/revista/devocionales-diarios/como-manejar-las-distracciones

viernes, 10 de julio de 2020

La Inseguridad

Romanos 8:33-39(RVR1960)

33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
36 Como está escrito:
    Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
    Somos contados como ovejas de matadero. m
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
¿Cómo respondería usted si alguien le preguntara: “Se siente bien consigo mismo”? ¿Sus pensamientos estarían llenos de dudas y autocrítica, o podría mantenerse erguido y decir: “Sí, ¿lo estoy”?
Hay muchos comportamientos y actitudes que, sin duda alguna, son reprochables, como el resentimiento, el adulterio y la codicia. Pero la inseguridad es diferente. Es más como una llama lenta que arde en nuestro interior, y que influye en nuestros pensamientos y nos hace daño de manera sutil. Este problema es más difícil de identificar, pero es poderoso y puede afectar la manera en que respondemos al llamado de Dios.
¿Qué entendemos por inseguridad? Es una sensación de insuficiencia, a menudo agravada por una percepción de impotencia, falta de propósito, desaprobación o rechazo. Todo esto puede acumularse poco a poco, y agobiarnos si no aprendemos a identificarlo.
Trate de pasar tiempo hoy en oración ferviente. Pídale al Padre celestial que haga brillar su luz en cualquier área de inseguridad que pueda ser una carga en su corazón. Deje que le recuerde lo especial que usted es para Él. En realidad, nuestro valor viene de ser hijos de Dios, y eso nunca cambiará.
Stanley, D. (2020, 07 08). Encontacto Meditaciones. Retrieved from Encontacto: https://www.encontacto.org/lea/revista/devocionales-diarios/el-lento-escozor-de-la-inseguridad

Reavivar la pasión por servir

1 Timoteo 4:14-16(RVR1960)

14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.
15 Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.
16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.
La pasión por servir al Señor y compartir el evangelio tendrá altos y bajos a lo largo de la vida. Algunos eligen conformarse con una existencia tibia, sin arriesgar mucho ni recibir muchas bendiciones. Otros dejan de servir por completo y van sin rumbo por la vida. Pero siempre que nos sintamos indiferentes, debemos tratar de reavivar la pasión por servir al Señor que surgió en el momento de nuestra salvación.
Cuando fuimos salvos, recibimos el regalo del Espíritu Santo. Por tanto, el primer paso es orar para que el Espíritu Santo nos llene, o nos controle, de nuevo. Eso requiere arrepentimiento de cualquier pecado que el Señor nos traiga a la mente. También significa devolverle a Dios el derecho a reinar sobre nuestra vida.
Luego, piense en lo que estaba —o no— sucediendo en su vida cuando sintió deseo de servir al Señor por última vez. ¿Qué presiones y actividades afectaron su servicio en ese momento? ¿Cómo puede priorizar el servir a Dios con sabiduría?
Por último, dedique un día o más para pasar tiempo con el Señor. Medite en sus palabras de aliento, como las de Isaías 41.10. De esta manera, en lugar de fijarnos en nuestros problemas, podemos recordar que Él es nuestro Pastor en cada situación. La pasión que experimentamos en la salvación puede ser nuestra de nuevo cuando nos enfocamos en el Señor.
Stanley, D. (2020, 07 10). Encontacto Meditaciones. Retrieved from Encontacto: https://www.encontacto.org/lea/revista/devocionales-diarios/reavivar-la-pasion-por-servir